Perspectivas para la sostenibilidad: hilos verdes y los derechos humanos

Introducción

Hablemos de soluciones medioambientales. Olas de calor sin precedentes en China, sequías implacables en España, devastadores incendios forestales en Canadá y un descenso histórico del nivel de las aguas del Canal de Panamá.

Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

Estas calamidades relacionadas con el clima subrayan continuamente la acuciante necesidad de que tanto los políticos como los inversores se movilicen. Para superar con éxito esta compleja situación es necesario conocer a fondo los factores cruciales, como el creciente apoyo gubernamental, las modificaciones normativas, las nuevas oportunidades de inversión, las respuestas del mercado y los cambios en el enfoque climático.

Afortunadamente, muchos programas políticos están empezando a dar un apoyo considerable a las soluciones medioambientales con iniciativas como la ley estadounidense de reducción de la inflación, la política verde europea y el programa de transformación verde de Japón. Al mismo tiempo, el seguimiento de los riesgos climáticos en todo el mundo va en aumento, con países que aplican las recomendaciones del TCFD o los requisitos de la Taxonomía, evaluando eficazmente los riesgos climáticos. Esto pone de manifiesto la creciente atención que se presta a la prevención, mitigación y adaptación al cambio climático mediante una mayor supervisión reglamentaria.

Las inversiones en las tecnologías de energía limpia también siguen creciendo. Tecnologías como la energía solar, la eólica y las bombas de calor podrían triplicar su valor hasta alcanzar los 650.000 millones de dólares en 2030, si los países cumplen sus compromisos climáticos. Este crecimiento impulsa la demanda de sectores que buscan una energía verde y asequible.

Los mercados empiezan a responder a los objetivos y garantías de las empresas. Sin embargo, todavía no se observan ajustes en las cotizaciones bursátiles en casos de revisiones a la baja de los objetivos medioambientales, como suele ocurrir con las revisiones de los beneficios. Dicho esto, algunos ejemplos como BP o Shell, que han anunciado planes para reducir sus objetivos renovables, han llevado a importantes inversores institucionales a desinvertir públicamente en estas empresas. En este momento, es demasiado pronto para determinar el impacto financiero de tales desinversiones frente a la mayor rentabilidad de las empresas.

Desenredar el tejido social

Los cambios que se están produciendo en nuestro entorno no sólo ejercerán más presión sobre las estructuras sociales, sino que también definirán una nueva trayectoria para los derechos humanos, la gestión de la cadena de suministro y los mercados laborales de todo el mundo.

Por un lado, el creciente uso de energías renovables conlleva importantes riesgos, ya que la urgente necesidad de una transición ecológica suele chocar con la equidad y la justicia. La principal preocupación radica en las condiciones laborales y de derechos humanos en sectores críticos como la minería, donde las prácticas siguen siendo controvertidas. Es importante señalar que la producción de tecnología para energías limpias suele estar controlada en gran medida por naciones concretas, como China, y tales monopolios no harán sino empeorar los problemas sociales existentes en los próximos años.

Las continuas violaciones de los derechos humanos a lo largo de las cadenas de suministro de las empresas también requieren un urgente reconocimiento mundial y la adopción de medidas adecuadas. Para contrarrestar estos retos, países como el Reino Unido, Francia y Alemania han reforzado sus normativas, e iniciativas del sector financiero como la Directiva sobre Diligencia Debida en materia de Sostenibilidad Corporativa (DDDC) que están empujando a las empresas hacia una mayor responsabilidad.

Por otra parte, el cambio hacia la energía sostenible también trae consigo oportunidades muy prometedoras, sobre todo en términos de empleo. Las predicciones indican que para 2030, el número de empleos en la fabricación de energías limpias podría aumentar de seis a casi catorce millones, impulsados principalmente por los vehículos eléctricos, la energía solar, la eólica y las bombas de calor.

Sin embargo, el mercado laboral se enfrenta a dificultades debido a las disparidades en la distribución geográfica, los niveles de especialización y la tensión entre las tendencias a corto y largo plazo. La competencia por el talento es feroz, y la lucha por los derechos de los trabajadores seguirá intensificándose ante la amenaza inminente del envejecimiento de la mano de obra. A medida que la población de China disminuye y las tasas de natalidad de Japón siguen cayendo en picado, los cambios demográficos podrían tener repercusiones más profundas en las economías y los sistemas sanitarios que las cuestiones económicas a corto plazo (es decir, la inflación y la desaceleración económica).

Estos acontecimientos destacan la compleja interacción entre el cambio climático, los derechos humanos, los mercados laborales y los cambios demográficos, que configuran el panorama social ante los retos del calentamiento global.