Informe sobre la crisis de la papa en Canarias
Introducción
La crisis de la papa ha vuelto a recordar a Canarias la enorme dependencia que mantiene con el exterior. Un corte del suministro procedente de Inglaterra, a más de 4.000 kilómetros de distancia, y el abastecimiento de este tubérculo ha menguado mientras el precio continúa disparado. La producción local, cultivada en las Islas, puede con entre el 60 y el 70% del consumo. Y aunque lo deseable, de acuerdo con agricultores, ganaderos y políticos regionales, sería que ese porcentaje alcance el 100%, no hay realidades en el Archipiélago que inviten a pensar que hacerlo será fácil, sino todo lo contrario.
Análisis del precio de la tierra agrícola en Canarias
Un estudio recientemente publicado en la revista Island Studies Journal analiza una de esas coyunturas, en concreto la relacionada con el precio de la tierra agrícola en Canarias, porque los datos son cuando menos llamativos. La Comunidad Autónoma registra el coste de hectárea cultivable más elevado de toda España, con un valor promedio de 79.000 euros en 2021, según la Encuesta de Precios de la Tierra, realizada cada año por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Es la cifra más alta del Estado con diferencia. Pero es que también lo es de Europa, por encima de naciones como Países Bajos (71.225 euros), Luxemburgo (47.290 euros) y Bélgica (38.496 euros).
Limitaciones de la agricultura en las Islas Canarias
A nadie se le escapa que la agricultura en las Islas presenta mayores limitaciones que en otros puntos del territorio nacional debido a la restricción geográfica y la abrupta orografía. Ahora, además, hay que sumar la presión urbanística vinculada al motor económico de la región, el turismo, y el interés por ampliar la potencia renovable, lo que implica mayor explotación de suelo y recursos. La conjunción de todos estos factores provoca que el Archipiélago solo cuente con 49.394 hectáreas de superficie agrícola utilizada (SAU), un 6,6% de la extensión total de Canarias, la proporción más baja del país.
Importancia de conocer el valor monetario de la tierra agraria
En este contexto, los autores de la investigación en cuestión, vinculados a la Universidad de La Laguna (ULL), consideran que es de “especial interés” estudiar en detalle los factores que elevan el coste de la tierra agrícola en territorios limitados como este porque “para tomar las medidas adecuadas en materia de desarrollo”, en especial las relacionadas con la soberanía alimentaria y la eficiencia hídrica, es “valioso” conocer el importe monetario de comprar una parcela agraria y trabajarla.
Factores determinantes en el coste de la tierra cultivable
Gracias a un programa estadístico, los autores pudieron determinar qué elementos eran especialmente determinantes en el coste final del suelo cultivable, más allá de los motivos generales mencionados en el caso de las Islas (reducida superficie agrícola utilizada, compleja orografía y escasa oferta ante la negación de propietarios a vender o arrendar). Así, las variables más “concluyentes” del valor en este ámbito son la posesión de estanques o aljibes, si hay un sistema de riego instalado, la pendiente del terreno (desnivel) y la existencia de un guadarnés.
Precios de cultivos específicos en Canarias
El cultivo con el precio más alto es el plátano, con un importe de 16,52 euros por metro cuadrado, según las estimaciones del análisis. “El riego a manta [o riego por inundación] se utiliza para esta fruta debido a la gran cantidad de agua que requiere y a que los insumos necesarios son mayores que para otras plantaciones, de ahí su precio más elevado”, apunta el documento. La cosecha más barata, en cambio, es la de cereales, solo por 5,68 euros por metro cuadrado. Los tubérculos, por su parte, presentan un costo de 10,78 euros. Los viñedos, de 8,47 euros y las legumbres, por último, de 6,42 euros.
Retos y posibles soluciones para el sector primario en Canarias
A raíz del estudio, los firmantes del mismo consideran que uno de los “principales problemas” del sector primario es el relevo generacional y, reiteran, la disponibilidad de tierras rurales, que en su opinión se ha visto reducida, tal y como confirmó el último censo agrario del Instituto Nacional de Estadística (INE), por la “ineficiente política de apoyo a la industria, fuerte competencia con los alimentos importados, nuevas plagas y aumento del coste de los fitosanitarios”, enumeran.
Conclusiones
Una única solución para potenciar la agricultura y la ganadería no existe. Pero Martín Pinillos, por su parte, opina que un impulso a las ayudas públicas para comprar o alquilar terrenos puede ser un buen punto de partida. “Si eso ocurre, seguro que habría muchas más oportunidades y, por supuesto, hacen falta más formación e información. Demostrar a la gente qué es lo que puede pasar si no hay sector. Que las personas entiendan que este esfuerzo no solo reporta alimentos, sino también beneficios [económicos]”.