El desafío de la deuda en los países de ingreso bajo
El comienzo de 2024 trae buenas noticias: ningún país de ingreso bajo ha vuelto a realizar una solicitud importante de alivio integral de la deuda desde que lo hiciera Ghana, hace más de un año. A pesar de eso, persiste una serie de vulnerabilidades, y los elevados costos del servicio de la deuda suponen un desafío cada vez mayor para los países de ingreso bajo.
Las presiones financieras derivadas del pago de intereses relativamente altos y el ritmo al que los países de ingreso bajo deben reembolsar la deuda están tensionando los presupuestos. Esta situación impide que los países incrementen el gasto en servicios esenciales o que realicen las inversiones necesarias para atraer empresas, crear empleos, mejorar la prosperidad y aumentar la resiliencia al clima.
Indicadores clave
Un indicador importante es la proporción de los ingresos que los gobiernos recaudan de la ciudadanía, ya sea a través de impuestos u otro tipo de tasas, que se destina a pagar a acreedores extranjeros. Aunque la magnitud de la carga difiere de forma considerable entre los distintos países, por lo general se ha multiplicado por 2,5 en el último decenio. Esto implica que, para un prestatario habitual de ingreso bajo, la proporción ha aumentado de cerca del 6% a en torno al 14%, y en algunas economías ha pasado de cerca del 9% al 25%. Se trata de uno de los principales indicadores utilizados en el marco para evaluar la sostenibilidad de la deuda, que muestra la posibilidad de que un país se encuentre en riesgo de requerir apoyo financiero del FMI o de atrasarse en el pago de la deuda.
Obligaciones de pago
Además, en los próximos dos años, los países de ingreso bajo también deberán hacer frente a obligaciones de pago importantes. Necesitan refinanciar unos 60.000 millones de deuda externa cada año, esto es, en torno a tres veces el promedio registrado en la década anterior a 2020. Sin embargo, ante las múltiples demandas que compiten por financiamiento, también por parte de las economías avanzadas y de mercados emergentes que igualmente intentan adaptarse al cambio climático, existe un riesgo notable de compresión de la liquidez, es decir, de la imposibilidad de poder recaudar suficiente financiamiento a un costo asequible. A su vez, esto podría dar lugar a una desestabilizadora crisis de la deuda.
Las restricciones de liquidez se han agravado
Un factor ha sido el aumento de las deudas y los déficits públicos para mitigar el impacto de la pandemia y otros shocks económicos externos. Esto ha aumentado el nivel de endeudamiento y, en consecuencia, los costos asociados a su servicio. Resulta alentador que esta tendencia esté revirtiéndose a medida que los déficits primarios de los países van volviendo a los niveles previos a la pandemia.
Además, los bancos centrales han elevado los costos de endeudamiento para contener la inflación. Esto hace que para los gobiernos resulte más costoso suscribir nueva deuda o refinanciar la deuda ya contraída. Aunque es posible que los bancos centrales ya no vayan a subir más las tasas de interés, no está claro cuándo comenzarán a bajarlas y esta incertidumbre puede traducirse en cierta volatilidad en las condiciones de los mercados financieros.
Los países de ingreso bajo también han recurrido con mayor frecuencia a préstamos extendidos por el sector privado; en el último decenio, en torno a un tercio del financiamiento ha procedido de acreedores privados, frente a una quinta parte en el decenio anterior. Esto obedeció a la desaceleración del financiamiento concedido por los bancos multilaterales de desarrollo (BMD) durante la primera mitad del decenio y por los organismos de asistencia oficial para el desarrollo (AOD) en 2020-22, en contraste con las necesidades de endeudamiento. Este cambio ha aumentado tanto los costos de financiamiento como la vulnerabilidad frente a los shocks financieros mundiales.
Evitar una costosa crisis de deuda
Para aumentar la resiliencia frente a estas tendencias, es necesario que los países actúen. Algunos países han logrado avances; por ejemplo, Angola, Gambia, Nigeria y Zambia han adoptado una serie de medidas para poner en marcha importantes reformas de los subsidios energéticos con miras a crear espacio para el gasto en desarrollo.
Sin embargo, otros países se están quedando atrás, sobre todo en lo que respecta a las iniciativas dirigidas a aumentar los ingresos, como la ampliación de la base tributaria, la reducción de las exenciones fiscales y el aumento de la eficiencia de la administración tributaria. Por ejemplo, el país promedio de África subsahariana apenas recaudó en ingresos el 13% de su producto interno bruto en 2022, frente al 18% recaudado por otras economías emergentes y países en desarrollo y al 27% de las economías avanzadas.
Además, los países que se enfrentan a una elevada vulnerabilidad de la deuda no pueden permitirse el lujo de esperar. Es necesario emprender una serie de reformas de las polít
1. Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) abordados en el artículo:
- Objetivo 1: Fin de la pobreza
- Objetivo 8: Trabajo decente y crecimiento económico
- Objetivo 10: Reducción de las desigualdades
- Objetivo 13: Acción por el clima
- Objetivo 17: Alianzas para lograr los objetivos
2. Metas específicas de los ODS identificadas en el artículo:
- Meta 1.2: Para 2030, reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones de acuerdo con las definiciones nacionales.
- Meta 8.1: Sustentar el crecimiento económico per cápita de conformidad con las circunstancias nacionales y, en particular, un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de al menos el 7% anual en los países menos adelantados.
- Meta 10.1: Para 2030, lograr progresivamente y mantener el crecimiento de los ingresos del 40% más pobre de la población a una tasa superior a la media nacional.
- Meta 13.1: Reforzar la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales en todos los países.
- Meta 17.2: Aumentar la asistencia oficial para el desarrollo destinada a los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países en desarrollo sin litoral, en consonancia con sus respectivos programas y planes nacionales.
3. Indicadores de los ODS mencionados o implícitos en el artículo:
- Indicador 1.2.1: Proporción de la población por debajo de la línea de pobreza nacional, por sexo y edad.
- Indicador 8.1.1: Crecimiento económico anual per cápita según las circunstancias nacionales.
- Indicador 10.1.1: Crecimiento de los ingresos del trabajo en el decil más pobre de la población.
- Indicador 13.1.1: Número total de muertes, desapariciones, personas heridas y personas afectadas por desastres relacionados con el clima y eventos extremos de origen natural.
- Indicador 17.2.1: Monto total de asistencia oficial para el desarrollo (AOD) destinada a los países en desarrollo.
4. Tabla de ODS, metas e indicadores:
ODS | Metas | Indicadores |
---|---|---|
Objetivo 1: Fin de la pobreza | Meta 1.2: Para 2030, reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones de acuerdo con las definiciones nacionales. | Indicador 1.2.1: Proporción de la población por debajo de la línea de pobreza nacional, por sexo y edad. |
Objetivo 8: Trabajo decente y crecimiento económico | Meta 8.1: Sustentar el crecimiento económico per cápita de conformidad con las circunstancias nacionales y, en particular, un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de al menos el 7% anual en los países menos adelantados. | Indicador 8.1.1: Crecimiento económico anual per cápita según las circunstancias nacionales. |
Objetivo 10: Reducción de las desigualdades | Meta 10.1: Para 2030, lograr progresivamente y mantener el crecimiento de los ingresos del 40% más pobre de la población a una tasa superior a la media nacional. | Indicador 10.1.1: Crecimiento de los ingresos del trabajo en el decil más pobre de la población. |
Objetivo 13: Acción por el clima | Meta 13.1: Reforzar la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales en todos los países. | Indicador 13.1.1: Número total de muertes, desapariciones, personas heridas y personas afectadas por desastres relacionados con el clima y eventos extremos de origen natural. |
Objetivo 17: Alianzas para lograr los objetivos | Meta 17.2: Aumentar la asistencia oficial para el desarrollo destinada a los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países en desarrollo sin litoral, en consonancia con sus respectivos programas y planes nacionales. | Indicador 17.2.1: Monto total de asistencia oficial para el desarrollo (AOD) destinada a los países en desarrollo. |
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Fuente: imf.org
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