
La tala submarina que moviliza a pescadores y científicos en Chile
La sobreexplotación de algas genera daños al ecosistema debido a que son las ‘salacunas del mar’. Pescadores y científicos buscan sacarlas de manera sustentable y resistir el cambio climático.
La exportación de algas pardas desde Chile y Perú hasta China se duplicó después de la postpandemia. Esto llevó a que miles de personas hayan formado pueblos costeros atraídos por la nueva ‘fiebre marrón’. Pero el aumento de la demanda China por este recurso usado en la industria cosmética y alimenticia, también está arrasando los bosques de algas, lo que impacta a todo el ecosistema. Estos bosques son las ‘guarderías’ de peces, moluscos y crustáceos, además de uno de los principales sumideros de carbono del mundo.
La tala submarina que moviliza a pescadores y científicos en Chile
La sobreexplotación de algas genera daños al ecosistema debido a que son las ‘salacunas del mar’. Pescadores y científicos buscan sacarlas de manera sustentable y resistir el cambio climático.
“La isla no te deja solo”, dice Marcos Callejas, sentado en un saco de huiro (alga marina de color pardo), con un parlante portátil sobre sus piernas en el que suena un trap chicharreante. Aunque el precio del alga bajó dos tercios en un par de meses, de un dólar y medio a sólo medio dólar el kilo, Marcos no se queja. Incluso siente cierto alivio de que no haya tanto recolector furtivo en la isla, como cuando el precio estaba en el pico más alto. “En diciembre estaba lleno de botes a motor. De la orilla veíamos como se metían mar adentro a cortar los huiros, pero no podíamos hacer nada”, relata.
“La isla está bendecida”, agrega. Marcos tiende a lanzar ese tipo de frases cortas y profundas que parecen no encajar con el trap que escucha. Hoy es un día que ejemplifica lo que dice. Hay viento fuerte y marejadas. Lo que para el resto de los pescadores es mal tiempo, para los recolectores de algas es bendición. Con las marejadas se sueltan los huiros más grandes de los bosques submarinos y llegan flotando hasta la costa. Hoy hay tanto huiro en la orilla, que faltan manos. De hecho, el grupo formado por Marcos y seis personas más, sabe que no logrará recogerlo todo y que en la tarde el mar se llevará de vuelta el huiro. El mar da y el mar quita.
De la orilla veíamos como se metían mar adentro a cortar los huiros, pero no podíamos hacer nada